Cuando la música imagina futuros: una travesía sonora por la ciencia ficción
Escrito por Carlos Traginer y Xia Vélora
Introducción
La música en la ciencia ficción no solo acompaña las historias: en ocasiones, las transforma de manera significativa. Desde un enfoque especulativo, podemos considerar que la música cumple, incluso en mundos imaginarios, funciones esenciales para el ser humano. Así lo plantea Daniel J. Levitin (2008) en The World in Six Songs, donde identifica seis motivaciones esenciales: crear vínculos, ofrecer consuelo, transmitir conocimientos, conectar con lo espiritual, resistir y expresar amor o deseo.
A través de futuros posibles y mundos inventados, la música emerge como lenguaje universal, herramienta de comunicación entre especies y acto de resistencia frente a sistemas opresivos. No se limita a ser un fondo sonoro: actúa como motor de identidad, memoria y emoción.
Este recorrido explora obras literarias, cinematográficas y teatrales donde la música no solo suena, sino que se convierte en protagonista de civilizaciones, tecnologías y modos de sentir. Porque imaginar la música del mañana es, en última instancia, preguntarnos también quiénes seremos nosotros.
1. Música para crear vínculos La música, como puente entre culturas y especies, aparece con fuerza en la ciencia ficción. En Las canciones de la lejana Tierra (The Songs of Distant Earth, Arthur C. Clarke, 1986), la música actúa como vínculo emocional entre colonos espaciales y los últimos refugiados de una Tierra moribunda. En Encuentros en la tercera fase (Steven Spielberg, 1977), un simple motivo de cinco notas se convierte en lenguaje de contacto entre humanos y alienígenas. En Star Wars: Una nueva esperanza (George Lucas, 1977), la banda alienígena Figrin D’an and the Modal Nodes interpreta jizz —una forma de jazz espacial— en la cantina de Mos Eisley. En 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968), HAL 9000 canta “Daisy Bell” mientras es desactivado. Incluso en tono paródico, Mars Attacks! (Tim Burton, 1996) convierte la canción country “Indian Love Call” en un arma inesperada contra una invasión alienígena, recordando que la música también puede ser una herramienta de supervivencia.
2. Música para consolar En paisajes postapocalípticos o situaciones de aislamiento extremo, la música reaparece como refugio emocional. En Borealis (Juan Carlos Garay, 2023), la interpretación musical se transforma en un acto de resistencia íntima y consuelo frente a la desintegración cultural. En Rags Parkland Sings the Songs of the Future(Andrew R. Butler, 2018), el folk y el rock son medios para preservar la dignidad de seres humanos modificados y marginados por el sistema. El hospital del fin del mundo (Hospital Station, James White, 1962) presenta a médicos humanos y alienígenas colaborando en un espacio clínico donde la música opera como forma terapéutica y puente intercultural. En WALL·E (Andrew Stanton, 2008), un viejo musical —Hello, Dolly!— enseña al robot protagonista gestos de afecto humano. La canción “It Only Takes a Moment” se convierte en el catalizador de su deseo de conexión. También en Gravity (Alfonso Cuarón, 2013), la astronauta perdida escucha una canción de cuna emitida por radio desde la Tierra. No entiende el idioma, pero la melodía le brinda consuelo ante la inmensidad del vacío.
3. Música como transmisión cultural y conocimiento En muchos relatos, la música se convierte en memoria oral, conocimiento cifrado o legado colectivo. En Los jinetes de dragones de Pern (Anne McCaffrey, 1967–1989), los Harpers son músicos que conservan la historia a través del canto. El Proyecto GENNEU (Hallerjack, 2013) se vale de relatos y paisajes sonoros en clave transmedia para expandir narrativas de ciencia ficción. En La música imaginaria (Marcelo Cohen), las sociedades se articulan en torno a sistemas musicales únicos que organizan desde el tiempo hasta los afectos. Ceres (VV. AA., 2021) fusiona cuentos de colonización espacial con composiciones musicales originales. En La balada de Beta-2 (Samuel R. Delany, 1965), una balada interestelar contiene pistas sobre un accidente ocurrido en naves generacionales. En el episodio “The Inner Light” de Star Trek: La nueva generación (1992), una sonda alienígena transmite a Jean-Luc Picard la historia de una civilización extinta, condensada en una melodía.
4. Música para canalizar lo espiritual y místico La música conecta también con lo invisible, lo trascendente, lo ritual. En Dune (Frank Herbert, 1965), el órgano de arena es tanto instrumento como símbolo místico. En The Singing Bell (Isaac Asimov, 1955), un contrabandista recoge campanas cantoras, que solo suenan bajo las condiciones exactas de gravedad baja y silencio lunar. Estas piedras poseen una belleza sonora alienígena que requiere sensibilidad y respeto para ser apreciada. Esta visión anticipa las exploraciones del Proyecto Hypate del Traginer Music Research Lab, centrado en instrumentos fabricados a partir de regolito lunar y marciano. En El quinto elemento (Luc Besson, 1997), la diva Plavalaguna conmueve con un aria lírica que se transforma en una secuencia vocal rítmica. Su canto es ritual, mensaje cifrado y gesto corporal de salvación. Un cántico por Leibowitz (Walter M. Miller, 1959) plantea cómo la tradición religiosa y musical puede preservar saberes tecnológicos tras una catástrofe.
5. Música como forma de resistencia La música en la ciencia ficción no solo consuela: también despierta memorias, inspira rebeliones o se convierte en arma simbólica. En El maestro cantor (Songmaster, Orson Scott Card, 1980), Ansset usa su voz como herramienta de poder. En We Will Rock You (Ben Elton y Queen, 2002), los protagonistas redescubren canciones legendarias como acto de rebelión. En Una canción para un nuevo día (Sarah Pinsker, 2019), la música clandestina persiste tras una pandemia. En Tokyo Madness (DJ Nano, 2024), la música electrónica es refugio emocional en una metrópolis distópica. En Interstella 5555 (Daft Punk y Leiji Matsumoto, 2003), una banda alienígena es secuestrada por la industria musical terrestre. En Synners (Pat Cadigan, 1991), la música se transmite desde la mente. Esta visión entronca con Brandon LaBelle (2018), sobre el sonido como agencia y resistencia. En Los juegos del hambre: Sinsajo (Suzanne Collins, 2010), la canción “El árbol del ahorcado” se convierte en himno revolucionario.
6. Música para expresar amor y deseo En escenarios futuros, la música sigue siendo vehículo para el afecto, la atracción y la intimidad. En Space Opera (Catherynne M. Valente, 2018), el destino de planetas enteros se decide en un concurso musical intergaláctico. En Idoru (William Gibson, 1996), un rockero se enamora de una idol virtual. En Neuromante (Neuromancer, William Gibson, 1984), la música fusionada con IA y entornos virtuales altera estados de conciencia y deseo.
Otros ejemplos destacados
● El legado del bardo (Ana Calatayud, 2024): música y magia como fuentes de resistencia cultural.
● La máquina conservadora (Philip K. Dick, 1953): arte sonoro bajo burocracia tecnológica absurda.
● Phonogram (Kieron Gillen y Jamie McKelvie, 2006–2010): magia urbana basada en canciones.
● Transmetropolitan (Warren Ellis, 1997–2002): una sociedad donde la música pierde poder transformador.
● Samuel R. Delany, especialmente La balada de Beta-2: la música como núcleo identitario en civilizaciones posthumanas.
Conclusión
La ciencia ficción lleva décadas formulando visiones especulativas que amplían nuestra comprensión del futuro de la música. Cada historia actúa como una semilla: exploraciones imaginativas que nos impulsan a reconsiderar cómo habitamos, sentimos y nos relacionamos. Imaginar futuros sonoros no es solo proyectar nuevos instrumentos o estilos musicales, sino también ensayar otras maneras de ser y de vivir la experiencia musical. Como subraya Daniel J. Levitin (2008): crear vínculos, ofrecer consuelo, transmitir saberes, conectar con lo espiritual, resistir y expresar deseo. La ciencia ficción retoma estas funciones esenciales y las proyecta en escenarios radicalmente nuevos, expandiendo lo que la música puede ser y lo que nosotros podríamos llegar a ser. En este cruce entre especulación y sonido, la música se convierte en motor de cambio, lenguaje de resistencia y herramienta de exploración identitaria. Estos futuros imaginados enriquecen la narrativa musical y abren caminos para redibujar la relación entre música, tecnología y humanidad.
Referencias citadas
LaBelle, Brandon. 2018. Sonic Agency: Sound and Emergent Forms of Resistance. London: Goldsmiths Press.
Levitin, Daniel J. 2008. The World in Six Songs: How the Musical Brain Created Human Nature. New York: Dutton.